Obviando la establecida matriz de pensamiento, que en latinoamérica y en especial las pequeñas y medianas empresas adolecen o tienen
carencias de una cultura organizacional basada en el pensamiento en riesgo, es
importante persuadir a la gerencia del valor que aporta gestionar el riesgo en sus empresas.
El esfuerzo debe dirigirse a romper el molde
de que el riesgo solo tiene que ver con el cumplimiento de las regulaciones,
normas, decretos etc. que externamente son impuestas. y los procesos de auditoria. Aunque resulte evidente
que esto es importante para la sostenibilidad de la organización, esto no es
suficiente, y al final la gerencia verá la gestión de riesgo, como un conjunto de
obligaciones que solo implican actividades y recursos, que generan costos y
ningún “beneficio” a los interesados en general, fracasando en el corto y
mediano plazo en el establecimiento de una cultura de riesgo madura.
El foco principal para “conquistar “a la gerencia de
estas empresas es convencerlos que la gestión de riesgo es más que la gestión de cumplimiento, es vender que el pensamiento
basado en riesgo permitirá habilitarlo para tomar decisiones mejor informadas en
aspectos como la planificación de
presupuesto, inversiones, decisiones logísticas y en general en los objetivos
estratégicos que se plantee la organización y que estas no se tomen solo sobre
criterios tradicionalmente estáticos, sino bajo una visión donde cada variable
considerada puede cambiar, reconociendo la incertidumbre y la dinámica de escenarios que se pueden derivar, esto les abre un abanico
de posibilidades para identificar y actuar proactivamente en el éxito o
fracaso de cada decisión, esto conllevará a mejores resultados que impactarán en
las utilidades y/o rentabilidad de la empresa y sus interesados.