No deja de llamar la atención como la gestión
de riesgo va incorporándose o haciéndose cada vez más explícita y destacada en el
quehacer diario de muchas de nuestras empresas en la región latinoamericana,
aunque con sus desfases en el desarrollo de esta actividad en diferentes
sectores económicos y países.
Destaca cómo normas internacionales, entre
ellas la última actualización de la norma ISO9000:2015, adopta el pensamiento
basado en riesgo dentro del marco del sistema de gestión de la calidad, confirmando
la importancia que tiene identificar los riesgos asociados a los productos y
servicios, desde su diseño hasta las actividades postventa, todo ello alineado
a los objetivos estratégicos definidos por la empresa.
Todo lo anterior se deriva porque los objetivos,
en sus niveles estratégicos, tácticos y operativos que fija una organización se
enmarcan en ambientes de alta incertidumbre o entornos VUCA (volatilidad,
incertidumbre, complejidad y ambigüedad) que la obligan a gestionar el riesgo
para el logro de su sobrevivencia, protección, sostenibilidad, competitividad y
resiliencia ante los constantes cambios.
La gestión de riesgo ha ido adquiriendo
relevancia como herramienta para el desarrollo y supervivencia empresarial pautado
por las experiencias que la industria financiera y específicamente el sector bancario
y bursátil han sufrido, permitiendo conformar un marco que ha permeado cada vez
más a ser aplicado en todo tipo de empresas.
Los estándares COSO y COSO-ERM sin duda fijan pautas
y han evolucionado con la complejidad de cambios globales y presencia de nuevos
eventos de riesgos y que con la norma ISO31000 (entre otras normas más
específicas por áreas de especialización), son los estándares internacionales de
referencia para implementar la gestión integral de riesgos en las organizaciones.
Finalmente, la gestión integral de riesgo evoluciona
de una visión exclusiva, especializada, funcional y a veces marginal dentro de las
organizaciones, a una actividad que forma parte de la cultura organizacional, agrega
valor a la empresa y contribuye a crear ventaja competitiva.
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